Mediante la clase diaria conseguimos mantener la disciplina. Reforzamos el papel de líder y la autoconfianza del cachorro realizando ejercicios para que aprenda ordenes de obediencia.
Con actitud positiva, lúdica y además, así minimizaremos las correcciones y optimizamos el vínculo. Para el cachorro representa una forma de integración en la familia, encuentra su rango social dentro de la manada. El perro aprende a leer nuestras expresiones corporales, distinguir nuestro estado de ánimo según el tono de nuestra voz, etc.
Al cepillar al cachorro estamos sometiéndolo a un manejo y control de su cuerpo, marcando quién es el líder y desarrollando el vínculo. Además le estamos
desensibilizando, porque estamos manipulando y tocando todas las partes de su cuerpo, evitando la aparición de estrés que pueda producir en el perro el manejo y tocamientos físicos.
Aprende que existen períodos de relax y que no tiene que estar trabajando continuamente.
Además, va asociando las vivencias y experiencias que se le presentan. Durante los paseos podemos utilizar todo lo que nos encontremos en la ciudad: bancos, ruidos, coches, motos, personas en bicicleta, personas corriendo, niños de todas las edades, personas con paraguas, otros cachorros o adultos, etc